Mi vida mortal, me resulta muy lejana. Crecí en el seno de una familia noble y recibí una buena educación, adaptada a la época. Vivía una vida predeterminada por mis padres; y tenía un futuro asegurado, pero también monótono y triste. Odiaba mi vida y aún más pensar en mi destino. Mi padre era un caballero de la “Orden del Dragón”, por lo tanto mi familia era una de las encargadas de extender el cristianismo y defender nuestra tierra de los “enemigos paganos, ajenos a la fe”; antiguamente la orden estaba dirigida por nuestro finado voivoda Vlad Dracul.
En septiembre de 1448 Vlad Tepes, subió al trono de Velaquia.. Debido a su alianza con los turcos, para mantenerse en el trono; la orden peligraba y por lo tanto mi familia también.
Yo nací en 1457, una época de esplendor para Vdal. Mi infancia transcurrió por una época de agitación y una constante alerta. Había numerosas disputas por el trono de Valaquia y las relaciones con otros reinos, non eran menos tranquilas. Vdal Tepes fue destituido, hubo guerras, y los turcos, se convirtieron en nuestros peores enemigos. Finalmente Vdal fue derrotado en 1476 y su hermano Randu, accedió al trono, como títere de los turcos.
Se oían rumores de que Vdal, no había muerto; y que se había convertido en un monstruo terrible, todo el pueblo estaba atemorizado, acabábamos de perder a un líder férreo y la población estaba confusa; respecto a mi, corría bastante peligro, el país estaba dominado por los turcos y mi familia, “defensora del cristianismo” no estaba en muy buena posición.
Ese año, abandoné mi hogar; mi vida con mis parientes era decadente y vivíamos bajo eterno peligro. Viví durante unos meses, recorriendo ciudades y viendo la miseria y la gloria ajenas; no era más que un fantasma que lo recorría todo y analizaba hasta el más pequeño detalle, podría decir ahora, que era una espectadora viendo una película. No sentía que fuera parte de aquel mundo.
Aprendí a despreciar a los humanos, no entendía cómo podía formar parte de algo tan sucio y basto.
Por las tierras del Oder y el Danubio, los Cárpatos… Por mi hogar, reinaba el caos, las gentes hablaban de demonios, gigantes, que se transformaban a placer y después te daban muerte o te maldecían. Los Tzimisce…
Por aquella época, era frecuente encontrar a hombres poderosos, dueños de unas grandes tierras, muchos decían que ellos eran los demonios. La verdad, no estaban faltos de razón la mayoría eran sires que habitaban en grandes castillos en ruinas, tan impresionantes como decadentes; que se aprovechaban de los humanos y vivían exquisitamente, mientras se corrompían por dentro. Yo, quería creer que había algo mejor, alguna alternativa, poder dejar de ser humana, convertirme en algo superior.
Monique
1 comentario:
Una buena historia de vampiros, aunque sigo estando a favor d elso Malkavians, los Demonios tienen un punto de vista bastante bueno.
Curiosa mencion a Radu, viovoda de voivodas.
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